¿La ciencia es verdadera? Understand article

¿Deberíamos creer lo que la ciencia nos dice? Un filósofo de la ciencia comenta sobre las respuestas de los docentes a esta interesante pregunta.

Como profesor de ciencias, ¿sus alumnos a veces lo ponen en apuros, no solo debido al contenido que enseña, sino al valor del conocimiento científico en sí mismo? En comparación con las generaciones anteriores, las personas ahora son más escépticas sobre las instituciones y las opiniones de expertos en todos los campos del conocimiento, y los jóvenes quizás lo sean más todavía. Y a todos se nos ocurren ejemplos donde el asesoramiento científico ha cambiado debido a nueva evidencia.

Entonces, ¿cómo deberían los educadores responder a la pregunta de si la ciencia es verdadera? ¿Qué respuestas respaldan la validez de la ciencia, y cuáles podrían socavarla?

Las respuestas de los docentes en defensa de la ciencia

En este artículo, analizamos algunas respuestas de profesores de ciencia con las que han intentado defender el conocimiento científico frente a los desafíos de los estudiantes (por ejemplo, «¿por qué deberíamos creer lo que la ciencia nos dice?)». Luego, para agregar la opinión de un experto sobre el tema, presentamos comentarios y sugerencias de un filósofo de la ciencia.

Respuesta 1: «La verdad es relativa: tu verdad no es mi verdad»

A menudo es tentador usar este tipo de respuesta cuando desafían el conocimiento en cualquier área, no solo en la ciencia. El objetivo es eludir por completo la cuestión de la verdad, pero ¿funciona?

El problema de percibir la verdad como relativa es que, sin una noción de la verdad como algo objetivo, se vuelve imposible comprender cómo se puede aprender sobre el mundo que nos rodea. Si lo que sostenemos como verdad solo puede ser cierto para nosotros individualmente, ¿podríamos alguna vez estar de acuerdo o en desacuerdo? Yo siempre estaría en lo cierto, y usted también, o mejor dicho, ya no existiría «estar en lo cierto».

Una visión relativa de la verdad priva a las personas de una plataforma compartida para la comunicación, como sugiere esta ilustración, basada en el dibujo titulado Relatividad, de la artista M. C. Escher.
vexworldwide/Shutterstock.com
 

Imagine que dos personas están sentadas en una habitación; una dice que tiene frío y la otra que tiene calor. Esto es comprensible: sencillamente, una persona puede sentir más frío que otra. Pero, ¿qué sucede si una persona dice que, basándose en la lectura de un termómetro, la temperatura de la habitación es de 19°C y la otra dice que es de 22°C?  Si ambas personas tienen razón, entonces no tendrían una referencia común sobre la cual basar sus decisiones (por ejemplo, la de si encender o apagar la calefacción). No tener desacuerdos suena bien, pero en realidad nadie puede confiar en lo que el otro ha dicho, y no habría forma de saber cómo son las cosas en realidad.

Hay un aspecto del relativismo de la verdad que atrae a muchas personas, porque parece cumplir nuestro deseo de evitar demasiados reclamos. Esto es aún más así si contrastamos los términos de verdad relativa y verdad absoluta, ya que después de todo, ¿quién quiere ser un absolutista? Pero decir que hay una verdad sobre un asunto determinado no es decir que sabemos cuál es la verdad. Si queremos ser modestos en hacer afirmaciones sobre un conocimiento, entonces debemos ser muy cuidadosos con las afirmaciones que hacemos y la incertidumbre asociada con ellas. Negar que pueda haber una verdad objetiva no expresa modestia sobre nuestro conocimiento: simplemente hace que el conocimiento del mundo sea imposible.

Respuesta 2: «La ciencia trabaja con modelos, no con la realidad»

Modelo de una molécula de
ADN. Cuando Crick y Watson
construyeron el primer
modelo de la estructura del
ADN, la forma de doble hélice
condujo rápidamente a
nuevas teorías sobre el papel
que juega el ADN en la
herencia.

Enzymlogic/Flickr

Es cierto que la ciencia proporciona modelos de cómo es el mundo. Pero es un malentendido pensar que debido a que la ciencia proporciona modelos, no se trata de la realidad.

Cada vez que pensamos en algo, lo hacemos a través de un medio, ya sea a través de palabras o de imágenes. De cualquier modo, siempre necesitamos un medio de representación. El pensamiento científico no es diferente: proporciona modelos de realidad que pretenden representar únicamente aquellos aspectos que se investigan.

Obviamente, los modelos no pueden ser la realidad misma: son meras representaciones de ella. La realidad es con lo que nos chocamos a diario. Dado que los modelos científicos y las teorías son representaciones, todo lo que pueden hacer es predecir y explicar los fenómenos de la manera más precisa posible.

Entonces, ¿la crítica aquí es que la ciencia usa modelos malos? Ciertamente, los científicos discuten sobre si un modelo hace las suposiciones correctas, usa los parámetros correctos, ha incluido todas las características relevantes, etc. Por lo tanto, la crítica no puede ser sobre la ciencia misma, porque la ciencia considera que es asunto suyo tratar con tales problemas. Los modelos se prueban y los resultados se comparan, lo que lleva a mejoras graduales.

Respuesta 3: «Las teorías científicas solo son una manera de presentar los datos, todo lo que tenemos son observaciones»

Este es un pensamiento interesante que tiene una larga historia. En el siglo en que se reemplazaba el punto de vista geocéntrico de nuestro sistema solar por la heliocéntrica, a menudo era útil (por la sociedad de ese momento) decir que lo único que importaba eran las «apariencias salvadoras». En el libro en el que Copérnico presentó su teoría heliocéntrica, el prefacio advierte a los lectores que no asuman ninguna afirmación sobre la realidad a partir de las descripciones de la Tierra que circunda al Sol: las descripciones están simplemente ahí para dar cuenta de las observaciones. Y en tiempos más recientes, el punto de vista «instrumental» de las teorías científicas, en la cual su única función es hacer predicciones observables, ha sido influyente, aunque ya no es muy popular entre los filósofos de la ciencia.

De todos modos, tanto en la ciencia como en la vida cotidiana, las observaciones rara vez se sostienen por sí mismas, sino que son parte de redes interrelacionadas de observaciones, generalizaciones y expectativas; en otras palabras, de teorías. Y lo bueno es que así como las teorías conducen a predicciones de nuevas observaciones, las observaciones ayudan a confirmar o a desmentir las teorías. Ambos elementos de la ciencia se corrigen entre sí, y juntos hacen posible el conocimiento científico.

Respuesta 4: «Si la ciencia es solo una teoría, ¿por qué funciona tu teléfono celular?»

Es difícil responder directamente al reto de que «la ciencia es solo una teoría», ya que no está del todo claro cuál es la queja. La ciencia proporciona descripciones que nos permiten explicar lo que sucede y hacer predicciones correctas. ¿Qué más podría esperarse de estas descripciones explicativas que llamamos teorías?

Lo que llamamos conocimiento científico son teorías que se confirman con la mayor exhaustividad que se puede. Pero no se requiere una certeza total: dentro de la ciencia tenemos muchos grados diferentes de aceptación, desde teorías que están extremadamente bien confirmadas, hasta modelos que tienen un estatus más hipotético o incluso son meramente especulativos. En general, los científicos consideran conocimiento confiable solo a esta primera categoría.

Además, la mayoría de las teorías científicas son muy complejas y se someten a pruebas rigurosas, no solo por parte de sus defensores, sino también de sus oponentes. Debido a estas dinámicas internas, podemos considerar que la ciencia se corrige a sí misma. Por esta razón, es bastante convincente señalar los éxitos prácticos de la ciencia (la tecnología que utilizamos) para demostrar que la ciencia es un sistema de conocimiento integrado y sólido.

Detrás de estos éxitos se encuentra la idea de que cada afirmación sobre el conocimiento científico puede cuestionarse, y ciertamente habrá sucedido en el pasado. Si una teoría logra sobrevivir, es probable que en torno a ella haya una buena dosis de verdad. Incluso las viejas teorías rara vez se descartan en su totalidad. Mientras que la física newtoniana fue reemplazada por la física relativista, la teoría más antigua continúa aplicándose a los objetos dentro de nuestra experiencia cotidiana, con grados de desviación tan pequeños que en su mayoría no son detectables. Entonces, hay discontinuidad en el progreso científico, pero también hay continuidad.
 

La electrónica dentro de un teléfono celular. Esta tecnología compleja se ha desarrollado a lo largo de muchas décadas, basada en teorías científicas sólidas y en nuevos desarrollos tecnológicos.
Larry Qian/Flickr

Resources

  • Para leer una introducción clásica a la filosofía de la ciencia, consulte:
    • Chalmers A (2013) What is this Thing Called Science? 4th edition. Indianapolis, USA: Hackett Publishing Company. ISBN: 162466038X
  • Si desea una introducción reciente y accesible a la filosofía de la ciencia, consulte:
    • Okasha S (2016) Philosophy of Science. A Very Short Introduction. 2nd edition. Oxford, UK: Oxford University Press. ISBN: 0198745583
  • Si le interesa un recurso en línea abarcativo y actualizado sobre la filosofía, busque varios artículos bajo los nombres «ciencia» y «científico» en la Enciclopedia Stanford de Filosofía.

Author(s)

Thomas Uebel es profesor en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Manchester (Reino Unido). Enseña e investiga la filosofía de la ciencia y su historia, y es autor de varios libros y numerosos artículos en revistas profesionales.

Susan Watt es escritora científica y la editora de Science in School. Tiene una licenciatura en ciencias naturales de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y un posgrado en filosofía y psicología.

Review

En el siglo XXI, la era de la tecnología, ¿es necesario este artículo? Lamentablemente, sí. Muchos programas europeos de enseñanza de la ciencia en la escuela secundaria no prestan mucha atención a la construcción del conocimiento científico.

Este artículo interesante nos lleva a reflexionar sobre dos dimensiones cruciales de la ciencia: el vínculo con la realidad fáctica y la búsqueda de patrones confiables y comprobables en nuestra comprensión del cosmos. Después de una discusión de las ideas centrales en este texto, los docentes de ciencia podrían involucrar a sus estudiantes en una investigación semiestructurada sobre una pregunta de la historia reciente de la ciencia, como se ilustra en el artículo.

Independientemente del enfoque que adopten los docentes de ciencias, creo que este artículo los ayudará a considerar las preguntas más importantes: ¿los estudiantes de ciencias en educación secundaria comprenden los esfuerzos y logros científicos? Probablemente no. ¿Puede el malentendido de los objetivos y métodos poner en riesgo una sociedad verdaderamente democrática y abierta? Definitivamente, sí.

Luis M. Aires, docente de biología, Escuela Secundaria Antonio Gedeao, Portugal

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