Casualidades de la vida (y) de la ciencia: Christian Mellwig Inspire article

Traducido por David Pinilla y Gabriel Pinto. Universidad Politécnica de Madrid. La vida tiene la curiosa costumbre de terminar siendo bastante distinta de como nos la esperábamos. Sirva como ejemplo Christian Mellwig, que explica a Vienna Leigh que estaba convencido de que, fuera cual fuera el…

Christian Mellwig enfrente de
la Marie Baum Schule

Imagen cortesía de Christian
Mellwig

“Mi padre era profesor”, explica Christian, que lleva seis años enseñando química, matemáticas y bioinformática a chicos de 14 a 23 años en el Marie Baum Schulew1en Heidelberg, Alemania. Se trata de una escuela vocacional integrada con un instituto de biotecnología. “Cuando yo era niño, mi padre siempre venía a casa contando historias terribles sobre lo que pasaba en sus clases, y yo pensaba: ¿cómo puede gustarle su trabajo?”

“No es que yo no me lo pasase bien en el colegio; sí que me gustaban mucho las clases de química y matemáticas, porque los profesores que tuve estaban muy motivados y, a la vez, eran cercanos. Pero, de todas formas, a lo largo de toda mi infancia y mi adolescencia juré que nunca sería profesor.

La catedral de Friburgo
Imagen cortesía de Michael
Schmalenstroer:
fuente: Wikimedia Commons

De esta forma, Christian cursó una carrera de ciencias. Estudió química y matemáticas en la universidad de Friburgow2 y luego empezó allí mismo un doctorado de investigación, que terminó en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL)w3 en Heidelberg, en colaboración con el Instituto de Química Física de Friburgow4.Allí, los investigadores utilizan métodos físicos para investigar sistemas biológicos. Un objetivo son las enzimas involucradas en la fotosíntesis, como por ejemplo la enzima ATP-Sintasa, una proteína de membrana. Christian analizó y modeló la estructura de esta proteína utilizando microscopía de electrónica y reconstrucción tridimensional. Pero durante su doctorado trabajó también como Hilfswissenschaftler (equivalente en español a monitor de prácticas), alguien que ayuda a organizar y supervisar el trabajo práctico de los alumnos, en este caso clases de química de primer semestre para alumnos de química, biología y geología.

“Me di cuenta de que realmente disfrutaba explicando cosas y ayudando a la gente”, dice. “¡Nunca había tenido problemas para hablar en público, pero empecé a descubrir que, de hecho, realmente disfrutaba enseñando!

“Al mismo tiempo, me di cuenta de que gran parte del trabajo de la dirección de un grupo científico consiste en cumplimentar solicitudes de convocatorias, escribir artículos y hacer mucha tarea administrativa, y no podía imaginarme a mí mismo disfrutando de ese tipo de trabajo. Además, era muy difícil para un químico encontrar un puesto: muchos amigos de la universidad habían terminado sus doctorados y no encontraban trabajo, aunque eran muy buenos científicos. Así que decidí que enseñar podría ser una alternativa seria, y seguí los pasos necesarios. Hice un Staatsexamensarbeit (una tesis para profesores) y completé un Referendariat (una formación de dos años que se requiere normalmente en Alemania para ser profesor) en el Marie Baum Schule, y me convertí en profesor de ciencias.

La clase de química de
Christian en el Marie Baum
Schule

Imagen cortesía de Christian
Mellwig

Fue una elección completamente acertada para Christian aunque, por supuesto, no estuvo exenta de obstáculos. “Uno de los mayores retos como profesor es motivar a los alumnos en temas científicos, especialmente en química y matemáticas”, nos cuenta. “Los alumnos suelen decirme que a sus padres no les importa si tienen problemas en esas materias, porque ellos mismos los tuvieron”.

“La química y las matemáticas son dos asignaturas que requieren mucho trabajo, y creo que si un estudiante está lo suficientemente interesado y dispuesto a trabajar duro, puede cosechar grandes recompensas en estas áreas”.

De esta forma, Christian tiene una cierta ventaja a la hora de motivar a sus alumnos. “Los estudiantes de nuestro colegio ya están interesados en la ciencia desde el principio. En la mayoría de los colegios, y especialmente, en las clases de ciencias, los alumnos están claramente divididos en dos grupos: uno al que le encantan las ciencias, por lo que para ellos es muy fácil comprender hasta los conceptos más difíciles, y otro, que tiene problemas para seguir las explicaciones y, a la larga, termina odiando los temas científicos. Nosotros realmente sólo vemos el primer grupo.”

Heidelberg
Imagen cortesía de Frumpy;
fuente de la imagen: Wikimedia
Commons

En Alemania, el sistema escolar difiere ligeramente de un estado federal a otro. En Baden-Württemberg, los estudiantes de 16 años que deciden matricularse en el título de tres años para acceder a la universidad tienen cuatro tipos de colegios con diferentes perfiles entre los que elegir: el instituto económico (Wirtschaftsgymnasium), el instituto de ciencias de la alimentación, (ernährungswissenschaftliches Gymnasium), el instituto técnico (technisches Gymnasium) y el instituto biotecnológico (biotechnologisches Gymnasium). Estos últimos también existen en Baviera y Sajonia.

En Baden-Württemberg cubren un amplio rango de asignaturas científicas: biotecnología (seis clases a la semana, una de ellas como trabajo práctico en laboratorios bien equipados), bioinformática (dos clases a la semana), física y más clases de química que en los otros colegios. Además, hay asignaturas especiales entre las ciencias naturales (‘Sondergebiete der Biowissenschaften’) cubriendo temas como estudios nutricionales, nanoquímica o biónica, en las que el trabajo de laboratorio es muy importante.

Christian y sus compañeros de trabajo también motivan a sus alumnos para que participen en las Olimpiadas Internacionales de Biología y de Químicaw5, y uno de sus alumnos incluso ganó una medalla de plata en la Olimpiada Internacional de Biología en Argentina en 2006. Todo esto da idea de porqué el Marie Baum Schule tiene un promedio de éxito destacado para formar científicos. “Más o menos la mitad de nuestros alumnos elige una carrera de ciencias, principalmente biología, medicina, química o biología molecular” dice Christian. “Debido a su educación tienen un punto de partida estupendo para empezar la universidad, y son candidatos interesantes para una amplia variedad de empresas”.

la clase de bioinformática de
Christian en el Marie Baum
Schule

Imagen cortesía de Christian
Mellwig

“Para intentar mantener el contacto con el mayor número posible de alumnos, he creado una plataforma en la página web del colegio donde se pueden registrar.

De vez en cuando nos vemos en el colegio, y algunos me cuentan que los apuntes que tomaron en mis clases les son muy útiles y que aún los usan en la universidad. ¡También me envían correos electrónicos pidiéndome consejo cuando tienen problemas en química!” Y a veces hacen que Christian se sienta orgulloso: “Hace poco recibí un correo electrónico de un alumno muy emocionado que había conseguido uno de los 23 puestos disponibles en el Centro Alemán de Investigación del Cáncer de Heidelberg (DKFZ)w6 – ¡de entre 2.000 candidatos!

A pesar del promedio de éxito, Christian tiene varias ideas sobre cómo podría desarrollarse y mejorarse la enseñanza de ciencias de forma genérica en todos los colegios. “Creo que es muy importante para los niños que conozcan a científicos “reales” y hablen con ellos para hacerse una idea de qué tipo de salidas tiene la carrera científica”, dice. “Algunos de mis alumnos visitaron EMBL, donde hice mi doctorado, ¡y se sorprendieron mucho porque no se esperaban que los científicos fueran como la gente normal, con aficiones y otros intereses!”

“Yo no tuve la oportunidad de conocer a un científico cuando estuve en el colegio; la primera vez que conocí a uno fue cuando empecé la universidad. ¡Para mí, durante mucho tiempo, todos los científicos habían sido como Albert Einstein!”

Sin embargo, en la clase Christian no puede dar tanto peso a las lecciones prácticas. “El trabajo práctico es la única forma de conseguir que los niños y los alumnos se emocionen con la ciencia”, dice. “Lleva mucho tiempo, y por eso muchos profesores dudan sobre si tanto esfuerzo merece la pena. Pero el trabajo práctico es una parte importante de mis clases porque creo que cada concepto teórico debería estar respaldado por experimentos”.

El EMBL en Heidelberg
Imagen cortesía del EMBL
Photolab

Christian toma sus ideas de varias fuentes, y recientemente recibió una útil inspiración en un curso de formación de profesores. “La actualización de química trataba sobre el registro automático de datos durante experimentos químicos. Pudimos aprender cómo manejar los instrumentos nosotros mismos e intentamos varios experimentos. Creo que aprendo más con una involucración activa que escuchando a alguien explicar cómo funcionan esos aparatos, y creo que ocurre lo mismo con mis alumnos: la información se queda con ellos más tiempo que si simplemente están escuchándome delante de ellos”.

“Cuando estaba en el colegio, la pizarra y la charla del profesor (chalk and talk”) era el método más común de enseñanza, pero hoy en día los colegios también están más interesados en que los niños trabajen proyectos en equipos y aprendan nuevos temas, organizándose ellos mismos, de manera que cada alumno puede aprender a su propio ritmo. Eso me facilita las cosas como profesor, porque puedo ayudar a los alumnos individualmente – ¡y me permite dejar de ser el centro de atención!”

A pesar de su propia decisión de abandonar la investigación, Christian siempre anima a aquellos alumnos que eligen seguir una carrera científica. “Es algo fascinante. Para mí, la ciencia siempre fue como un puzzle, donde intentas averiguar qué piezas van juntas. Por supuesto, normalmente solo trabajas con una pieza pequeña, pero encontrar algo de información nueva sobre todo el puzzle es tremendamente excitante”.

“Un día de mi carrera científica que recordaré siempre fue un día en el que hice algo completamente mal – o eso pensé – y el resultado que obtuve fue uno por el que había estado esperando todo un año. Estaba intentando conseguir una estructura tridimensional de la ATP-sintasa usando microscopía electrónica, pero mis muestras nunca contenían la enzima. El problema para mí era obvio, pero no la solución: siempre usaba detergente para fijar las muestras, porque pensaba que las proteínas de membrana – como la ATP-sintasa – lo necesitaban para mantenerse solubles.

Por otra parte, cualquier estudiante sabe que el detergente debilita la tensión superficial del agua. Pero esta tensión superficial habría sido necesaria para conseguir una fina capa de agua vitrificada, una forma de hielo en la que las moléculas de agua están colocadas exactamente igual que en el agua líquida, en vez de formar estructuras cristalinas como en el hielo normal. La formación de los cristales de hielo puede destruir la estructura de las proteínas que estás intentando analizar, por lo que la vitrificación es esencial. Entonces, un día se me olvidó echar el detergente – y las proteínas se fijaron bien. Creo que nunca habría llegado tan lejos de no haber sido por ese descubrimiento accidental, y eso es lo fantástico de la ciencia”.


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Este artículo puede ser utilizado en clases de formación de docentes para empezar una discusión sobre científicos que se convierten en profesores. También podría hacer pensar a los profesores sobre cómo los alumnos perciben a los cientificos; podrían pedir que describan o dibujen científicos.

Tambíen se puede dejar leer el artículo en clase de ciencias para ver diferentes opciones de carreras. Ayuda a entender que hay muchos caminos distintos que un científico puede seguir, y que uno de ellos puede ser la enseñanza.

Shaista Shirazi, Reino Unido

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