La ciencia es una aventura humana colectiva: entrevista con Pierre Léna Understand article

Traducido por Rafael Martínez. El astrofísico francés Pierre Léna habla con Marlene Rau acerca de la educación de la ciencia como una sinfonía, la importancia de la curiosidad y su determinación a divulgar la enseñanza de la ciencia, en Europa y en otros lugares, mediante la técnica de…

“Somos como enanos a
hombros de gigantes (…)”

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Como uno de los cofundadores de La main à la pâte, usted es un buen ejemplo de cómo un individuo puede llevar a cabo grandes cambios – en este caso la introducción de la enseñanza de la ciencia basada en interrogantes y preguntas en las escuelas primarias. ¿Qué le diría a la gente que no cree en su poder para cambiar las cosas?

Yo no le doy mucha importancia al papel de los individuos excepcionales. Cito frecuentemente a Bernard de Chartres, teólogo francés del siglo XII, que dijo: “Somos como enanos a hombros de gigantes, y capaces de ver más y más allá que los antiguos”. Somos parte de una larga progresión.

Lo mismo podíamos decir en relación con La main à la pâte. Cuando John Amos Comenius [1592-1670] inventó la guardería escolar en el siglo XVII, fue una idea revolucionaria decir que los niños tenían la habilidad de razonar: eran considerados como pequeños animales. Después de él, gente como Maria Montessori [1870-1952] en Italia y Célestin Freinet [1896-1966] en Francia continuaron desarrollando la idea de que los niños no son botellas vacías para ser llenadas con conocimiento sino organismos extremadamente vivos a la espera de una oportunidad para desarrollarse.

Cuando Georges Charpak [ganador del Premio Nobel de Física en 1992] inició La main à la pâte, estaba desarrollando una idea similar de otro Premio Nobel, Leon Lederman, que había creado un centro de educación de la ciencia en un área pobre de Chicago para formar a profesores e introducir educación de la ciencia basada en interrogantes y preguntas en las escuelas locales. No somos individuos en el vacío, estamos en los hombros de nuestros predecesores, como ellos mismos también lo estaban. Es una larga cadena.

¿Cree usted que Francia tiene una historia especial de promoción de la educación de la ciencia?

Tres de las cúpulas del
Telescopio Muy Grande (VLT)

Imagen cortesía de ESO

Bueno, Europa ciertamente tiene una historia especial. Francia ha jugado un papel importante en la historia de la ciencia y de la educación, como también lo han hecho Italia, Alemania, Dinamarca y otras naciones. Esa es la razón por la cual en La main à pâte, uno de los primeros libros que publicamos se llamó L’Europe des Découvertes [La Europa de los descubrimientos; Jasmin, 2004], en el cuál recopilamos descubrimientos – de diferentes países europeos – muy simples, tal como el del globo aerostático de aire caliente, como para ser entendidos por los chicos. Los profesores de las escuelas primarias pueden usar esta colección para transmitir a los chicos la sensación de que la ciencia es una aventura humana colectiva, que los niños pertenecen a Europa, y que – como los músicos en una orquesta – cada país ha tocado un instrumento diferente. Es decir, no creo que Francia ha tenido un papel único o excepcional, pero hemos tenido ciertos talentos.

A lo largo de mi carrera he contribuido a la construcción de una comunidad europea en astronomía y hemos construido este fantástico telescopio en Chile: el Telescopio Muy Grande (VLT) [ver Pierce-Price, 2006]. Nunca hubiésemos podido hacerlo sin el dinero de los distintos países, pero el dinero no era suficiente – también necesitábamos la diversidad de talentos de cada país. Creo que es importante transmitir la idea de que la ciencia es una aventura humana y colectiva, no una actividad solitaria y nacional.

Y no son sólo hechos, no. Digamos que usted enseña la interferencia en clase de física utilizando el experimento de Young: toma un cartón y una aguja, hace dos agujeros en el cartón, incide con un láser en el cartón y se observan las franjas – bien. Muchos profesores inclusive no hacen eso; dibujan las franjas y escriben la fórmula en la pizarra – terrible.

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Pero ¿qué le parece si le dice a sus estudiantes que Thomas Young, cuando tenía 20 años, en un colegio de Cambridge al ver dos cisnes en un estanque, observó que se estaban formando olas – y se dio cuenta que aquellas olas estaban interfiriendo? ¿Y que esta observación contribuyó al principio de Young? Si este relato complementa la fórmula expuesta en la pizarra, la experiencia de los estudiantes cambia completamente. La ciencia es un proceso de pensamiento que se desencadena por admiración, emoción, sorpresa – y todo esto es lo que queremos transmitir a los chicos. Tenemos que hacer que este proceso no se extinga.

Puede ser difícil cambiar una idea firmemente establecida sobre cómo la ciencia debería ser enseñada, ¿no le parece?

Si. Es cierto, y no ha resultado fácil introducir en el aula la enseñanza de la ciencia basada en preguntas e interrogantes. Sin embargo tenemos un buen aliado en esta batalla – el joven. Muchos profesores cambian su actitud cuando ven a un colega enseñando así una lección. ¿Qué ven? Ven a muchachos que no quieren interrumpir la clase e ir a jugar al fútbol – quieren continuar la lección porque les resulta interesante. Ven a muchachos para los cuales la escuela se imparte en su segundo lenguaje, o que nunca se expresan en la clase, o que tienen malas calificaciones, baja estima o dificultades de aprendizaje – y ellos ven que estos chicos cambian su actitud. Los muchachos se vuelven comunicativos, deseando explicar a los otros y mejorando gradualmente. Es un pequeño milagro. He visto que ocurre tan frecuentemente que no puedo creer que es una coincidencia. Frecuentemente los profesores dicen: “El aprendizaje basado en la enseñanza mediante preguntas e interrogantes es difícil, pero es maravilloso cuando veo el resultado, por tanto merece la pena intentarlo.”

El aprendizaje basado en preguntas e interrogantes desarrolla la curiosidad de los chicos, pero ¿la importancia de la curiosidad es solamente privativa de la enseñanza de la ciencia? Básicamente, uno necesita la curiosidad para adquirir cualquier tipo de conocimiento.

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Es cierto que uno necesita la curiosidad para adquirir cualquier conocimiento, pero la ciencia es algo especial, y esa es la razón por la cual los científicos son gente especial en algún sentido. Los científicos se preguntan insistentemente “¿por qué?”, pero otro cualquiera también se pregunta “¿por qué me quiere esta persona?” o “¿por qué este hombre me desagrada?” Interrogarse es algo universal; uno puede preguntarse absolutamente cualquier cosa. Pero lo que hace que la ciencia sea especial es la manera en la que avanzamos para encontrar la respuesta al “¿por qué?”: el método científico.

Los jóvenes y los adultos frecuentemente tienen maneras muy diferentes de hacerse las preguntas, ¿no le parece?

Pierre Léna e Yves Quéré
visitando la escuela francesa
internacional de Beijing,
China

Imagen cortesía de La main à la
pâte

Sí, y eso es lo que en ocasiones desestabiliza al profesor pues los chicos van directamente al corazón de la pregunta: “¿Por qué un átomo tiene masa? ¿Qué es la masa?” Los profesores algunas veces están totalmente desconcertados. Responden: “Tienes que esperar hasta que sea más mayor”, o “Oh, no lo sé, nunca llegué a entenderlo” – lo cual es honesto pero no muy satisfactorio. O, lo peor de todo: “No debéis hacer este tipo de preguntas”. Sin embargo, uno debe tomar seriamente las preguntas de los chicos, y por eso es por lo que muchos profesores tienen cierto miedo de enseñar los temas de ciencia mediante la técnica de preguntas. Una vez que se abre la Caja de Pandora….

Las reacciones de los profesores en primaria y secundaria [chicos entre 12 y 15 años] son diferentes, sin embargo. En las escuelas de primaria en Francia tenemos profesores que normalmente tienen una pequeña base de ciencias, por eso les preocupa enseñar esta materia de esta manera. En la escuela secundaria, sin embargo, los profesores de ciencias tienen cuatro o cinco años de formación universitaria en física ó biología y están bien preparados. Ahora, en las escuelas secundarias francesas, estamos introduciendo la enseñanza de la ciencia mediante el método de preguntas e interrogantes, y algunos profesores nos dicen: “Nos estáis metiendo en un lío pues los chicos nos pueden preguntar todo tipo de preguntas para muchas de las cuales no tenemos las respuestas. Por tanto, llevaremos a cabo la enseñanza de la ciencia basada en preguntas de una manera especial: guiaremos a los jóvenes hacia la respuesta correcta. Por supuesto tendremos muchas preguntas de la clase, pero guardaremos sólo aquellas que nos lleven exactamente a donde queremos ir.”

Es difícil aceptar una nueva actitud que pueda desestabilizar nuestra autoridad. Los muchachos pueden hacer muchas preguntas y en el proceso de razonar pueden elaborar hipótesis. Algunas hipótesis pueden ser muy interesantes pero pueden resultar desestabilizadoras para el profesor.

La mayoría de los profesores de la escuela primaria son conscientes de su responsabilidad como educadores de los chicos, ayudándolos a crecer como personas – lo cual es magnífico, por supuesto. Pero no se dan cuenta que la ciencia puede ayudarlos en esta tarea: generar la curiosidad para atraerlos hacia el mundo que los rodea. Y esto es algo en lo que – como una parte del proyecto La main à la pâte – nosotros podemos ayudar (ver recuadro).

Una última pregunta: ¿tiene algún sueño?

Sí, pero mi sueño no es solo para Europa: en Europa somos ricos, pero he visitado escuelas en África y en América Latina y he visto la pobreza. Hoy hay más de cien millones de niños que nunca han ido a la escuela y hay escuelas en África con 120 niños en una clase. Este es un problema muy grande. Por tanto, si nosotros conseguimos construir esta comunidad europea de educación de la ciencia, realmente tendremos que compartirlo con estos países; tenemos que ayudarles y, también, que aprender de ellos. La situación es mala y, el cambio climático y la sobrepoblación, lo empeorará. En un mundo globalizado, no podemos sólo cuidar de nuestros niños. Mi sueño, por tanto, es que tenemos que construir algo en Europa pero tenemos que compartirlo. No es simple pero tenemos que hacerlo.

Por ejemplo Abdus Salam: es un físico pakistaní que obtuvo el Premio Nobel de Física en 1979. Su sueño era promover la investigación en los países en vías de desarrollo. Convenció a la UNESCO, al gobierno italiano, a científicos y ganadores de del Premio Nobel para construir un centro en Trieste, Italia, en 1964: el Centro Internacional de Física Teóricaw2. Iba a ser un lugar para formar científicos de países en vías de desarrollo de acuerdo con los estándares internacionales más altos. El papel que ha jugado este centro para mejorar la investigación en estos países es increíble; es una idea simple y un modelo extraordinario.

Las ideas de La main à la pâte se han llevado al proyecto Pollen, en el cual 12 “ciudades semilla” por toda Europa han promovido el aprendizaje de la ciencia basada en preguntas en las escuelas de primaria (Lellouch & Jasmin, 2009). Con el proyecto Fibonacci, que comenzó en 2010, este modelo se extenderá a más países, involucrando no solo a escuelas de primaria sino también de secundaria, y a las matemáticas además de a la ciencia (ver Léna, 2009). Creo que debemos convencer a la Comisión Europea para que también lleve a cabo un proyecto gemelo con, por ejemplo, 12 ciudades europeas y 12 pequeñas poblaciones africanas. Sé que es posible puesto que La main à pâte está trabajando con una escuela en Camerún – y la enseñanza de la ciencia ha eclosionado allí. Nadie pensaba que aquello iba a ser posible pero formamos a los profesores de allí y funcionó. No olvide que nosotros somos enanos en hombros de gigantes.

Pierre Léna

Pierre Léna, nacido en 1937 en París, Francia, es un astrofísico que ha contribuido muy notablemente al desarrollo de la astronomía del infrarrojo, a la concepción del Telescopio Muy Grande (VLT)w1 en Chile del Observatorio Austral Europeo (ESO) y a los nuevos métodos de imágenes astronómicas de alta resolución.

Pierre Léna está muy involucrado en cambiar la educación de la ciencia en las escuelas, especialmente a través de la iniciativa La main à la pâte, para introducir el aprendizaje de la ciencia basado en preguntas en las escuelas de primaria, que lanzó en 1996 junto con colegas físicos y miembros de la Academia Francesa de las Ciencias, Yves Quéré y Georges Charpak (Lellouch & Jasmin, 2009). De 1991 a 1997, Pierre Léna ha sido presidente del Instituto nacional de investigación pedagógica. Frecuentemente visita escuelas y ensaya métodos de enseñanza de la ciencia a los chicos. En noviembre de 2009, por ejemplo, visitó la Escuela francesa internacional en Beijing, China.

 

Educación de la ciencia basada en preguntas

La interpretación de “educación de la ciencia basada en preguntas” varía, y sus aplicaciones difieren, dependiendo de la edad de los estudiantes. La idea básica es que, en lugar de que un profesor presente los conceptos, las implicaciones lógicas y ejemplos de aplicaciones, los muchachos se involucren para hacer sus observaciones y experimentos y sean guiados por el profesor para ir desarrollando su propio conocimiento. A los estudiantes se les anima a que sean curiosos y analicen los problemas mediante la observación y la experimentación, la reflexión y el pensamiento crítico acerca de la evidencia que han compilado.

Este enfoque funciona muy bien en la escuela primaria debido a la curiosidad natural de los niños de estas edades. La educación de la ciencia basada en preguntas también ayuda a desarrollar en los niños otras habilidades complementarias tales como el trabajo en grupo, expresión verbal y escrita y resolución de problemas imprevistos.

 

Entrenamiento de profesores en La main à la pâte

Como parte del proyecto La main à la pâtew3, entre 1500 y 2000 estudiantes de ciencia e ingeniería se presentaron voluntarios para ayudar a los profesores a utilizar en la clase el enfoque basado en preguntas. Durante, al menos, siete semanas pasaron medio día a la semana en una escuela de primaria ayudando al profesor a preparar las lecciones – buscando materiales, preparando ejercicios y experimentos y además ayudando con conceptos y conocimientos científicos. El profesor es el responsable de la lección y el estudiante de ciencia o ingeniería apoya al profesor y ayuda a los chicos a través de todo el proceso de preguntas y razonamiento. Una vez acabada la lección, el profesor y el estudiante la analizan conjuntamente. Para más información, ver Lellouch & Jasmin (2009).


References

Web References

  • w1 – ESO, el Observatorio Austral Europeo, es la primera organización intergubernamental de astronomía en Europa y el observatorio astronómico más productivo del mundo. El Telescopio Muy Grande (VLT) del ESO es el observatorio astronómico de luz visible más avanzado del mundo y está localizado en las montañas de Chile. Para saber más sobre ESO, ver: www.eso.org
    • Como miembro de EIROforum, ESO es uno de los socios que financia y publica Science in School. Para más información sobre EIROforum, ver: www.eiroforum.org
  • w2 – Para saber más acerca del Abdus Salam International Centre for Theoretical Physics, visitar: www.ictp.trieste.it
  • w3 –La main à la pâte, el programa francés para la enseñanza de la ciencia basada en preguntas, está coordinado por la Academia francesa de las ciencias (Académie des sciences) con la ayuda del instituto nacional de investigación pedagógica (Institut National de Recherche Pédagogique, INRP) y la Escuela normal superior (École normale supérieure) París, en colaboración con el ministerio de educación. Para obtener más información (en francés) sobre La main à la pâte, ver: www.lamap.fr
    • Para obtener más información sobre la Academia Francesa de las Ciencias, visitar: www.academie-sciences.fr
    • Para saber más acerca del instituto nacional de investigación pedagógica, ver: www.inrp.fr
    • Para tener más información sobre la École normale supérieure (París), ver: www.ens.fr

Resources

Institutions

Author(s)

La Dra. Marlene Rau nació en Alemania y creció en España. Tras obtener su doctorado en biología del desarrollo en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular de Heidelberg, Alemania, estudió periodismo y se especializó en comunicación científica. Desde 2008 ha sido la editora de Science in School.

Review

Todos los profesores de ciencias deben haber notado la manera en que sus estudiantes cambian durante el tiempo que están en la escuela. Generalmente, al comienzo están muy interesados, entusiastas y cuestionando todo, y al cabo de unos pocos años muchos encuentran la ciencia irrelevante, aburrida y difícil.

Idealmente, el entusiasmo y la curiosidad de los chicos deben ser fomentados en la escuela, en un entorno de laboratorio con profesores especialistas que sean capaces y estén deseosos de guiar el aprendizaje y los interrogantes de sus estudiantes. Sin embargo, raramente es este el caso – tanto en las escuelas de primaria como en las de secundaria. Los profesores de escuelas de primaria con frecuencia adolecen de conocimiento en los temas y de confianza para guiar a los estudiantes en sus razonamientos y preguntas. Hay que darse cuenta del dilema del profesor – se esfuerza para responder a sus alumnos una serie de preguntas, del tipo “qué, cómo, dónde”, de las que no conoce sus respuestas y no sabe si es una deficiencia suya o si es que los alumnos han planteado preguntas que los científicos, inclusive, responden con pies de plomo!

En la escuela secundaria, los profesores tienen conocimiento científico pero, los contenidos de las asignaturas, de acuerdo con el currículo, son muy extensos y frecuentemente falta tiempo para trabajar el método de preguntas y razonamiento. Así, cuando los alumnos son pequeños, los profesores se esfuerzan para guiarlos en la búsqueda de las respuestas; cuando son mayores, se les dice simplemente que no hay tiempo para esas cuestiones colaterales.

Pierre Léna aconseja dejar a un lado el enfoque autoritario e ir más allá de las preguntas muy preparadas (y aburridas) de la resistencia de los cables o la actividad de la solución de las enzimas. Gestionado con cuidado, este método puede ayudar a los profesores y a los estudiantes.

Ian Francis, Reino Unido

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